dice Sacha:
_ ¿Cómo fue enfrentarse a esas distintas experiencias?_ Me produjo sensaciones raras. Algunos han hecho una lectura muy en serio del texto. Le dieron mucha importancia a lo trágico y fueron por ahí. Otros van por el lado del juego. Pero en general predomina la lectura absurda. El elenco de Paraná -Mojiganga- quizás sea el que más se acercó a la visión que yo tengo. La directora se pudo reír de lo mismo que a mí me había dado risa. Y la gente se enganchó. Que no es fácil porque el público se pregunta si no está mal reírse de semejante situación. Lo que pasa es que a uno le han enseñado a comprometerse. Yo no estoy en contra de eso, del compromiso. Pero tampoco se puede decidir tan exactamente “esto es trágico, esto es cómico”. Quiero una dramaturgia más lógica con la vida, por eso hablo de inestabilidad y de no tener remordimientos al saltar de una cosa a otra.
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